
Estas piezas únicas están hechas a mano en brass y plata .925, materiales nobles que resisten el paso del tiempo y el agua. Livianos como el ritmo del tambor y elegantes como la danza del viento entre las montañas de Borikén, estos aretes rinden homenaje a las raíces taínas y africanas de Puerto Rico.
Su diseño fluido y escultórico refleja el balance entre fuerza y suavidad, entre historia y presente. Perfectos para quienes llevan su identidad con orgullo y buscan piezas auténticas que cuenten una historia.